sábado, 18 de diciembre de 2010

Un ensayo para filosofía de la educación...

El pasado miércoles 17 de Noviembre del presente año, el Ministro de educación Joaquín Lavín anunció que con el fin de incrementar los conocimientos matemáticos y de aprendizaje para una mejor redacción, se modificaría el plan de estudios para los cursos entre 5° básico y 2° Medio, aumentando las horas de Lenguaje de 5 a 7, y las de Matemáticas de 5 a 6, logrando esto mediante la reducción en una hora de las asignaturas de Historia y ciencias sociales y de educación tecnológica junto con la reducción de horas de libre disposición para los colegios con jornada escolar completa1.

Esta es una medida errada en cuanto lo esencial del papel que juega la historia en la formación de ciudadanos participativos, de provecho e inclusive en su calidad como ser humano. La enseñanza de la historia entrega al alumno no solo conocimientos de sus raíces - tanto a nivel nacional como de cultura occidental - con lo cual puede comprender su entorno inmediato y su sociedad, contrastándola con otras; si no que también “los alumnos aprenden o mejoran su capacidad lectora, su capacidad de exponer ideas lógicas, coherentes, su capacidad de exposición, de raciocinio, de inferir, su capacidad de construir discursos"2 y los capacita para hacer el ejercicio de proyectar los procesos del presente al futuro.

Además en los '90, se redujeron las horas de Historia y ciencias sociales a seis semanales y aumentaron las horas de Lenguaje y Matemática, pero los alumnos no han mostrado un cambio real, sustancial y sostenido en estos 15 años. Con lo que podemos, según el sentido común, inferir que esto nuevamente no va a significar una mejora en los resultados. Esto es exactamente usar la historia como antecedente, ejercicio que la mayoría hace casi a diario.

No podemos aislar el estudio de la historia del ejercicio de las capacidades lectoras porque como sabemos, fue precisamente la invención de la escritura la que dio como resultado el comienzo de la historia, por lo que no se puede concebir la una sin la otra. Y desde el punto de vista del aporte de este estudio a la calidad de ser humano, debemos conocer que desde una visión filosófica del ser humano, este es un animal cultural que se diferencia de los demás por su capacidad lingüística a través de la cual se generan la cultura, la historia y la sociedad, tres conceptos que se implican mutuamente y que hacen al hombre en su concepción de hombre propiamente tal.

Debemos también reconocer que el gran problema en la educación y en los resultados de las diferentes pruebas no pasa por una carencia cuantitativa, si no más bien de falencias tanto en los profesores como en los curriculums implicados en el sistema escolar. Y es que si un profesor genera malas clases, al aumentarle su carga laboral entregará más horas de peores clases3.

Por último quisiera agregar mi opinión nacida de la experiencia personal, ya que fue durante mi enseñanza media y gracias al darme cuenta del gran impacto formativo que mis distintos profesores de historia habían tenido en mí y en mi formación como un ser humano preocupado de su entorno y su país -lo que mas tarde extrapolé a todos los demás profesores con todas las áreas del conocimiento y competencias - que tomé la decisión a conciencia de ingresar a una carrera de Pedagogía mediante la cual yo sería uno más de esos agentes educativos, los cuales pueden llegar a salvar o destruir el futuro de este país, yo sería un buen formador de humanos y entregaría herramientas para que cada uno de ellos fueran forjando un futuro mejor. Debido a esto, y a todo lo antes expuesto que considero firmemente que reducir las horas de Historia, Geografía y Ciencias Sociales es una medida errónea.

1.- Información extraída de Emol, 17 de Nov. 2010.
2.- Sergio Grez, Historiador de la Universidad de Chile en entrevista a La Tercera 25 de Nov. 2010.
3.- David Aceituno Silva, Doctor investigación educativa y profesor de Historia, geografía y ciencias Sociales, en el documento “Por una reforma desde las aulas” UDLA Dic. 2010.

Matías Barros de la Paz
Diciembre del 2010

Bueno, solo me queda agregar que esta medida actuaría como cadenas de ignorancia que atarían a las siguientes generaciones, obviamente estoy en desacuerdo ¿que opinan ustedes?

jueves, 6 de noviembre de 2008

El Valor de la VejeZ

Todo, en cuanto pasa el tiempo le subimos su valor, los vinos, el queso, pinturas, esculturas, escritos y monedas, etc. todo menos las personas mismas. Valoramos mucho la juventud en su vigor e ideal de belleza, esa juventud que no sabe casi nada y se pregunta casi todo; que fuente de sabiduría estamos perdiendo.

En ocasiones me he sorprendido de conversaciones entre un par de viejos en la calle, en la mesa de al lado del restaurante o el la banca contigua en la plaza, recuerdo algunas cosas todavía, lecciones que aprendí sin buscarlas.

Como sociedad, no los tomamos en cuenta, los desechamos, no les hacemos ningún favor que no sea usufructuar con su dinero y darles una parte. Quizás es porque se debilitan, dejan poco a poco de ser tan lucrativos, tan productivos como antaño y lo primero que se debilita es su oído, quizás porque no lo usan, NO LES PREGUNTAMOS NADA.

El texto anterior lo escribí mediados del 2006, incluso lo había olvidado por completo, ahora me arrepiento. Lo encontré dentro de una vieja croquera que tenía para anotar cosas. Y ahora lo miro con una postura diferente, puesto que, mi abuelo, con el cual vivo desde que nací, sufrió en julio del 2007 cuando iba a cumplir 81 años, un ataque al cerebro, que lo dejo con demencia senil, para mi es horrible la sensación de extrañarlo y tenerlo a lado, hecho de menos sus anécdotas añejas y sus datos freak, conocimientos de historia, su genial lucidez que se apago tan fácil y repentina como una vela con una brisa. Ahora ni siquiera articula frases bien, no hila las palabras y a veces no encuentra el significado o los nombres de las cosas. Honestamente me arrepiento de no haber hablado mas con el o no haber hecho esperar tantas preguntas que se me ocurrieron…

Por ahora trato de llevarme con mi abuela, que es insufrible pero me quiere un montón, y aunque moleste con consejos inservibles y cuidados extremistas, me ayuda en lo que puede.

Aprovechen a sus mayores. Paciencia con ellos que nosotros vamos por el mismo camino.